El viento está siempre presente en la superficie de la Tierra. Es caprichoso, nunca se sabe con antelación cómo va a soplar, pero aún así fue el que permitió a los grandes navegantes de los siglos XV y XVI dar la vuelta al mundo.
Dada su importancia en nuestro ecosistema, en este artículo queremos explicaros qué es y cómo se forma para que podáis entender su importancia, incluso como fuente de energía.
¿Qué es exactamente el viento?
El viento es aire que se mueve de un lugar a otro, bien sea de una ligera brisa o de un fuerte huracán. Tiene una procedencia directa de la energía solar. El calentamiento desigual de la superficie de la tierra produce zonas de altas y bajas presiones, este desequilibrio provoca desplazamientos del aire que rodea la tierra, dando lugar al viento.
Definido como una corriente de aire de grandes proporciones, el viento se mueve de manera horizontal y nace de una diferencia de temperatura entre la tierra, el mar y la rotación de la Tierra.
Entonces… ¿cómo se forma?
Como explicamos arriba, los vientos se originan como consecuencia de las diferencias en la presión atmosférica y estas diferencias se producen por las distintas temperaturas en el aire.
El aire frío tiende a desplazarse hacia abajo, mientras que el aire caliente se desplaza hacia arriba. Estas zonas pueden abarcar cientos de miles de kilómetros cuadrados y son conocidas como áreas ciclónicas y anticiclónicas respectivamente.
Cuando una masa de aire se calienta, se eleva, y el aire más frío pasa a ocupar su lugar. Esto provoca el movimiento de aire (lo que llamamos viento). Las principales causas de la circulación de aire atmosférico son el calentamiento de la superficie terrestre, originando centros de alta presión (anticiclones) y de baja presión (ciclones).
Fuente: okdiario.com
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